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Ubicado en la primera calle comercial del nuevo mundo…

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Historia

El proyecto presentado por Cristóbal Colón a los reyes Católicos – Fernando e Isabel – no tuvo el propósito de abrir nuevas rutas marítimas para conseguir artículos y productos de primera necesidad para el Reino y sus súbditos. El objetivo era el comercio de las especias de Oriente, es decir de productos muy apreciados, de mucho valor y que reportaban grandes beneficios económicos y que eran utilizados para conservar y hacer más sabrosas las comidas.

Aunque no llegó donde dijo que llegaría, el objetivo del viaje se cumplió con creces: el ají, la vainilla, el cacao, el maíz, el tomate, la yuca, la batata, la papa y otros productos oriundos de América enriquecieron la dieta de Europa y el resto del mundo. También América obtuvo beneficios, pues los europeos trajeron el coco, la caña, el trigo, la naranja, la uva, el mango, etc. y utensilios para cocinar sabroso y cómodo.

Fue en La Española donde se produjo la gran fusión gastronómica entre el nuevo y el viejo mundo. En los fogones de la ciudad de Santo Domingo se realizó exitosamente la aleación de productos y técnicas que constituyeron un tesoro incalculable para la humanidad.

La gran proeza, soslayada por la historia oficial, de revolucionar las dietas de ambos mundos unió a europeos y taínos en una deliciosa aventura que aseguró la supervivencia de la colonia y acabó con la hambruna y la desnutrición en Europa. Años más tarde esa aleación alimentaria se acrecentaría con la contribución de África y Asia.

La “Real Cofradía del Buen Yantar”, creada por los colonos de Santo Domingo, no solo derribó los prejuicios y el temor a los nuevos productos, sino también las trabas sociales y raciales. Alrededor de la buena mesa y la exquisita comida la hermandad de los seres humanos floreció espléndidamente en la Atenas del Nuevo Mundo. Esta aventura o revolución basada en la gastronomía tuvo su epicentro en la casa de Bernardo Santín, en el sector de las Atarazanas Reales de la Ciudad Colonial. Allí se reunía la “Cofradía del Buen Yantar” para celebrar banquetes e intercambiar sus hallazgos culinarios. En el patio de esta casa ocultaron el cofre con sus recetas y la flor de lis que era su símbolo, para salvaguardarlo de las hordas de Drake y otros posibles invasores.

En la remodelación del sector en la década de los 70 del siglo XX se encontró el cofre. La residencia había sido adquirida por el Sr. de Windt que atraído por su belleza y guiado por un deseo inexplicable la destinó a montar allí el Restaurante Atarazana. El hallazgo del cofre lo llevó a conocer la leyenda casi perdida de aquella cofradía de amantes del buen comer que aquí se reunían a intercambiar conocimientos, recetas, descubrimientos y a degustar sus preparaciones en banquetes cuasi secretos.

Más que intuición, el Sr. de Windt confesó que la casa le sugería que hacer en ella: un lugar del buen comer donde se presenta la fusión de los tesoros culinarios de Europa, África, Asia y América transformados en tradición gastronómica dominicana.

Esta usted en la sede de la “Cofradía del Buen Yantar”, el Restaurante Atarazana, una tradición y una búsqueda de exquisiteces que continúa en la actualidad gozando de los aportes de todas las migraciones que han llegado a esta isla y de la globalización del comercio y los medios de comunicación.

Filosofía

Continuar la tradición de calidad que se imprime a nuestros fogones desde el descubrimiento del nuevo mundo y reanudada en 1972, así como hacer que nuestra historia se siga escribiendo con el compromiso de seguir ofreciendo un servicio de excelencia a clientes y amigos de todo el mundo.

¿Quiénes somos?

Un grupo de profesionales con una larga tradición familiar, pioneros en el sector turístico en la República Dominicana, con una experiencia dilatada en el sector de más de 43 años. En Restaurante Atarazana hacemos de este nuestro proyecto de vida, reto al que dedicamos, toda nuestra energía y pasión.

El Restaurante

Hemos desarrollado una experiencia total para el cliente que convierte nuestro restaurante en un museo que sirve de muestra del legado histórico universal de la transformación gastronómica del mundo después del descubrimiento de América.

Te invitamos a descubrirnos y sentir la magia del lugar desde que entres por las puertas de nuestro histórico restaurante. Te asombraras al ver su patio colonial donde podrás percibir que estas en un lugar único, especial, acogedor, íntimo y de agradable ambiente. Aquí en todo momento te sentirás envuelto por la magia de nuestra historia dominicana, con sus personajes, la decoración, la música y el cálido servicio de nuestro entrenado personal.

Este es el lugar idóneo para extranjeros que visiten nuestro país y para los dominicanos que quieran degustar la cocina colonial dominicana en un lugar que conjuga historia, belleza, romanticismo y buen servicio.

El Restaurante cuenta con varios espacios y áreas de singular belleza arquitectónica repletas de história donde puede probar los manjares que ofrecemos en nuestra renovada Carta de estilo Colonial Dominicano. Cada plato ha sido magistralmente diseñado y elaborado con una cuidadosa selección de ingredientes lo cual se puede apreciar en su mesa al sentir las más agradables sensaciones en todos los sentidos.

En la Atarazana encontraras, aparte de la originalidad, contrastes de mezcla de sabores y texturas de nuestros principales platos coloniales, La presentación creativa de los platos y bebidas sorprende gratamente a los más exigentes visitantes.

Te recomendamos muy especialmente una cena en nuestro segundo nivel. Es ideal para personas que buscan un espacio íntimo para una cena Romántica o de negocios disfrutando en tranquilidad de la vista más impresionante del alcázar de Don Diego Colón.[/vc_column_text][vc_empty_space][vc_row_inner][vc_column_inner width=”1/2″]

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Entrada

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Vista desde el restaurante

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Interior primer nivel

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Salón de Armas

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Tour Virtual

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